domingo, 25 de abril de 2010

Alas verdes

Silenciosa viniste un día de verano.
Chiquita e impaciente, de colores vivaces.
Hambrienta, poco dócil y herida por una guerra injusta.
Te quitaron de tu mundo, ultrajaron y te vendieron por muy poco.
Unos locos te compraron, esos locos queridos te dieron techo.
Oiste tanto y hablabas sin hablar.
Desconocíamos tu identidad y así te quisimos.
Testaruda y exquisita.
Presa de un nuevo mundo lleno de ruidos molestos.
Presa de rejas verdes, así como eras vos.
Ruidosa te volviste con el tiempo...
Clamabas amor, atención y comida.
Te odiabamos por ser nuestro despertador, nos reíamos de tus tiernas payasadas
Te amabamos igual.

Tiempo pasó y casi te teníamos en el olvido.
Poco tiempo te regalabamos... Egoísmo de nuestra cotidianeidad.
Tiempo pasó y asumiste nuestra locura.

Silenciosa te fuiste un día de otoño.
Chiquita y paciente de colores casi extintos.
Dócil y cansada de dar batalla desconocida por nosotros.
Libre donde quizás puedas volar sin miedos...
Alto y sin escalas...
Hacia un mundo donde con el tiempo..
Olvides incluso hasta nuestros ruidos molestos.

martes, 6 de abril de 2010

Juegos mentales.

Me levanté muy temprano ayer intentando recordar algo grande.
"Tiene que ser especial. Si es así, no estaría perturbandome así" pensaba.
Muchas horas pasaron, con un dolor terrible de cabeza, el ánimo destrozado por el trabajo... y seguía sin recordar "eso" que parecía tan grande.
Cada vez crecía más y más, haciéndome creer que lo recordaría enseguida, dejándome en paz. Pero no. Me daba la sensación que mis pensamientos iban a salirseme por las orejas.

Al anochecer, un humilde sobre llegó a mi puerta. Este contenía un papel muy brillante, con una sencilla frase que rezaba:

¡Muy feliz cumpleaños!

Jamás me había sentido tan mal conmigo misma.



Spoiler: Este sencillo escrito no intenta realzar el ego de la autora, ni recordar su mismo cumpleaños.

lunes, 8 de febrero de 2010

Esquela al jóven enamorado.

Sinceramente no sé que escribir.
Siempre pasa lo mismo...cuando uno se propone a querer hacer algo mega groso, las cosas te salen al revés.
Que Internet, que la luz, que el loro, que los ejercicios de sintaxis de tu hermano, la cena. En fin, infinidad de cosas...que cuando estás libre, lo único que querés hacer es dormir como condenada esperando al nuevo capitulo de 24.
Estando acá sentada, podría hablar de cañerías, bajadas, tanques, calefones y demases.
Pero:
1- No, nadie entendería
2- Aburrido a estas horas.

Sinceramente no sé que escribir.
Y cuanto más digo esto, no dejo de tipear, divagando boludeces y soñando con los ojos abiertos.
Hoy es 9. Si. Martes. Febrero. 2010. Pucha. El tiempo pasó. Pensar que parece ayer cuando nos conocimos. Pensar que a mucha gente le sigo contando de ese día, para que lo apliquen a sus casos. ¡Que no nos roben el lugar, carajo!
Pensar que pasaron 22 meses ya. Dificil de creer, creo que nunca lo podré saber. Pero qué quiero saber?
No tengo que saber nada. Vivo cuestionandome millones de cosas a diario; mi voluntad flagela cual alga salida de su hábitat. Pero no tengo que saber nada. Dicen que tengo que dejarme llevar, sentir, amar nomás.
Pero es un poco complicado después que te jodieron en tiempos pasados. Aún hoy no lo asimilo del todo. Ellos se congregan a veces en mi cabeza, a reirse de mí, a estirarme, a hacerme mal.
No tengo que saber nada. Pues no. Tengo que cerrar del todo el libro. Es curioso enterarse que ese libro es infinito y maldito. Infinito y maldito.
¡Que ironía! Dejame entender algo... Vos tenés una misión, no? Conmigo, no? Si es así, es hora que te hagas cargo de ella.
¿No debería cerrar ese libro de una vez? Vamos, sé que te gusta verme sonreir. ¿Me viste sonreir de verdad? Deberías continuar con tu misión. No deberías dejar que yo me vaya. Porque sé que un día me iré. Y no a ver 24, o a hablarte de instalaciones.

Me voy a ir en serio. Voy a cerrar la puerta de tu casa, tomar el colectivo y no volver jamás.
Porque ese día, voy a entender todo. Porque ese día sufriré. Y mi cabeza ganará su batalla. Ellos ganarán. Volverán.


Si tenés una misión que cumplir, querido, cumplila. No sabemos cuanto tiempo queda, pero hay que aprovecharlo. No hagas que me vaya, no hagas que ese libro me siga consumiendo. No.

Sinceramente, no sé que más escribir. Con 22 meses de noviazgo encima.
Tengo miedo y jamás fui TAN feliz.

lunes, 1 de febrero de 2010

Causa y sinrazon de los celos (quoteo)

Hay buenos muchachitos, con metejones de primera agua, que le amargan la vida a sus respectivas novias promoviendo tempestades de celos, que son realmente tormentas en vasos de agua, con lluvias de lágrimas y truenos de recriminaciones.
Generalmente las mujeres son menos celosas que los hombres. Y si son inteligentes, aun cuando sean celosas, se cuidan muy bien de descubrir tal sentimiento, porque saben que la exposición de semejante debilidad las entrega atadas de pies y manos al fulano que les sorbió el seso. De cualquier manera; el sentimiento de los celos es digno de estudio, no por los disgustos que provoca, sino por lo que revela en cuanto a psicología individual.
Puede establecerse esta regla:
Cuanto menos mujeres ha tratado un individuo, más celoso es.
La novedad del sentimiento amoroso conturba, casi asusta, y trastorna la vida de un individuo poco acostumbrado a tales descargas y cargas de emoción. La mujer llega a constituir para este sujeto un fenómeno divino, exclusivo. Se imagina que la suma de felicidad que ella suscita en él, puede proporcionársela a otro hombre; y entonces Fulano se toma la cabeza, espantado al pensar que toda "su" felicidad, está depositada en esa mujer, igual que en un banco. Ahora bien, en tiempos de crisis, ustedes saben perfectamente que los señores y señoras que tienen depósitos en instituciones bancarias, se precipitan a retirar sus depósitos, poseídos de la locura del pánico. Algo igual ocurre en el celoso. Con la diferencia que él piensa que si su "banco" quiebra, no podrá depositar su felicidad ya en ninguna parte. Siempre ocurre esta catástrofe mental con los pequeños financieros sin cancha y los pequeños enamorados sin experiencia.
Frecuentemente, también, el hombre es celoso de la mujer cuyo mecanismo psicológico no conoce. Ahora bien: para conocer el mecanismo psicológico de la mujer, hay que tratar a muchas, y no elegir precisamente a las ingenuas para enamorarse, sino a las "vivas", las astutas y las desvergonzadas, porque ellas son fuente de enseñanzas maravillosas para un hombre sin experiencia, y le enseñan (involuntariamente, por supuesto) los mil resortes y engranajes de que "puede" componerse el alma femenina. (Conste que digo "de que puede componerse", no de que se compone.)
Los pequeños enamorados, como los pequeños financistas, tienen en su capital de amor una sensibilidad tan prodigiosa, que hay mujeres que se desesperan de encontrarse frente a un hombre a quien quieren, pero que les atormenta la vida con sus estupideces infundadas.
Los celos constituyen un sentimiento inferior, bajuno. El hombre, cela casi siempre a la mujer que no conoce, que no ha estudiado, y que casi siempre es superior intelectualmente a él. En síntesis, el celo es la envidia al revés.
Lo más grave en la demostración de los celos es que el individuo, involuntariamente, se pone a merced de la mujer. La mujer en ese caso, puede hacer de él lo que se le antoja. Lo maneja a su voluntad. El celo (miedo de que ella lo abandone o prefiera a otro) pone de manifiesto la débil naturaleza del celoso, su pasión extrema, y su falta de discernimiento. Y un hombre inteligente, jamás le demuestra celos a una mujer, ni cuando es celoso. Se guarda prudentemente sus sentimientos; y ese acto de voluntad repetido continuamente en las relaciones con el ser que ama, termina por colocarle en un plano superior al de ella, hasta que al llegar a determinado punto de control interior, el individuo "llega a saber que puede prescindir de esa mujer el día que ella no proceda con él como es debido".
A su vez la mujer, que es sagaz e intuitiva, termina por darse cuenta de que con una naturaleza tan sólidamente plantada no se puede jugar, y entonces las relaciones entre ambos sexos se desarrollan con una normalidad que raras veces deja algo que desear, o terminan para mejor tranquilidad de ambos.
Claro está que para saber ocultar diestramente los sentimientos subterráneos que nos sacuden, es menester un entrenamiento largo, una educación de práctica de la voluntad. Esta educación "práctica de la voluntad" es frecuentísima entre las mujeres. Todos los días nos encontramos con muchachas que han educado su voluntad y sus intereses de tal manera que envejecen a la espera de marido, en celibato rigurosamente mantenido. Se dicen: "Algún día llegará". Y en algunos casos llega, efectivamente, el individuo que se las llevará contento y bailando para el Registro Civil, que debía denominarse "Registro de la Propiedad Femenina".
Sólo las mujeres muy ignorantes y muy brutas son celosas. El resto, clase media, superior, por excepción alberga semejante sentimiento. Durante el noviazgo muchas mujeres aparentan ser celosas; algunas también lo son, efectivamente. Pero en aquellas que aparentan celos, descubrimos que el celo es un sentimiento cuya finalidad es demostrar amor intenso inexistente, hacia un_ bobalicón que sólo cree en el amor cuando el amor va acompañado de celos. Ciertamente, hay individuos que no creen en el afecto, si el cariño no va acompañado de comedietas vulgares, como son, en realidad, las que constituyen los celos, pues jamás resuelven nada serio.
Las señoras casadas, al cabo de media docena de años de matrimonio (algunas antes), pierden por completo los celos. Algunas, cuando barruntan que los esposos tienen aventurillas de géneros dudosos, dicen, en círculos de amigas:
-Los hombres son como los chicos grandes. Hay que dejar que se distraigan. También una no los va a tener todo el día pegados a las faldas...
Y los "chicos grandes" se divierten. Más aún, se olvidan de que un día fueron celosos...
Pero este es tema para otra oportunidad.




De: Aguasfuertes porteñas
Roberto Arlt.

martes, 12 de enero de 2010

La bola confesionaria

Che, pero que loco que la autora no se sentó a hacer balance. No sé cuantos lo hicieron...pero al menos ella lo admite.
Admite el desastroso 2009 que llevó entre sus brazos, pero si sigue quejándose, va a morir antes de tiempo. Y no por fumadora pasiva. Desgracia de nuestros tiempos.
Pero, existe algo llamado: "La bola confesionaria". No, no realmente. Pero aplicado en ella, es más patético, excediendo del realismo. Cómo funciona?
a) Acumule por 10 años... hechos de su vida, los cuales no le dejen dormir tranquilo.
b) Vuélvase autista de a ratos.
c) Grite a cada segundo que le moleste algo
d) Abra la puerta y dirijase a la casa del amigo más cercano.
e) Busque un frasco y haga un registro clasificatorio de la cantidad de lágrimas gastadas en ese tiempo.
f) Finja preocupación por los asuntos de sus relativos.

Pasado el tiempo estipulado, cuando las fiestas de fin de año lleguen, donde la casa se inunda de comida, gentes perturbadoras, etc...estalle. Busque llamar la atención lo mejor posible, pero por favor, no llegue a instancias mayores. La responsabilidad de sus actos no deben superar la fatalidad. Conste que no mencioné la pirotecnia.

Esto de confesarse provocó sensaciones, luego de Gran Hermano. Si logra cambios, hágame saber. De lo contrario, espere a las Pascuas o algún cumpleaños aburrido.
Atrévase! O confórmese con su diario personal, o su blog...como lo hace la autora.

No es aplicable para personas con índices de egocentrismo altos, ni problemas de colesterol graves.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Lembranças. Que caixa!

Vuelvo a abrir una cajita azul, que estaba olvidada, tirada, empolvada. Porque quizás las circunstancias de la vida, lo quisieron o simplemente me acerco al momento crucial de reencontrarlos.
He escrito muchas cosas sobre ello, pero esta sería la definitiva...el destello final de recuerdos, a punto de ser erradicados.
Un lluvioso año 2006, comenzaba la historia sin fin. Iguazú era el protagonista, ciudad calurosa, memorable de mis tierras patrias. Hermosa. De aguas danzantes infinitas. Sabor mágico.
Diecisies horas con el culo en un colectivo, una mudanza a pleno. Pueblo chico, infierno grande. Gente nueva. Todo nuevo.
Allí estaba...ese primer personaje que sucumbió en mi vida. Nada más que un amigo. El futuro tenía que estar escrito por algún lado.
Bonita palabra para adornar las mentiras que me ofreció. Pero bueh...
Libros nuevos y escolástica mediocre circulaba en mis neuronas, pero en medio de esas letras, estaba el otro personaje que iluminaba mis mañanas. Dulces mañanas. Cobardía cotidiana.
Una tarea nueva que el destino me propuso, fue el encerrarme en su círculo de amigos. Amigos? Otra vez. Pero era otra persona, eran dos, que sin saber se confundían como amigos. No había confusión, había elección.
Combinada con una excelente dosis de rebeldía, el tiempo transcurrió tranquilamente sin cambios...hasta que repentinamente, cuando mi vuelta a la ciudad de arquitectura parisina era inminente (Palabra muy empleada en esos tiempos), el personaje segundo en cuestión desechó la amistad. Esos días fueron maravillosos, inolvidables (También el diccionario transpiraba la misma).
Al mismo tiempo, el 1º personaje pateaba su pseudo amistad para confundir más mi decisión. Mi decisión fue rápida. Más que elegir al segundo personaje, era desechar al primero...era sobrellevar algo peor. La distancia.
Enero de 2007...de vuelta. Distancia. Mails. Mensajes. Llamadas. Horas de insomnio. Distancia, distancia. Ahh, era el sufrimiento y el amor en carne propia. Pelear en contra de los prejuicios, ver parejas cercanas, esperar largas horas para hablar con él. Un abrazo, un beso. Nada. Ilusiones...tragadas en una estrella, en lágrimas que jamás llegaron en las cartas. Muertas en una llamada en un mes caluroso de mayo.
Muertas como hojas secas en otoño. Mensajes caducados, encierros previstos. Una nueva cajita empezaba a armar y desarmar. El duelo fue prolongado, en la más absoluta soledad; sabiendo bien que el buscó reemplazantes y que el Sr futuro me traía otro. El primer personaje. El alejado y rechazado. El perseguidor. Un inconsciente consuelo en la misma distancia (DISTANCIA, CHE!), pueblo, y círculo social. Que desgracia la mía, y pensar que se fusionaron en un solo.
Pensar que jamás me dí cuenta.
Hasta el día que por vaya uno a saber, lo acepté. Lo quise, y sin querer lo fusioné como plastilina roja y verde a aquel otro pedazo de cursilería malgastada. Necesario. Como todo. Era mi amigo, un amigo de verdad. Pero las confusiones dadas desde el principio hicieron que todo sucediera como si nada. (Conste que respeto a rajatabla a los amigos. Si)
Igualmente todo transcurrió hasta principios de 2008, donde el destino por fin, me dió a elegir, entre querer cerrar otra caja, borrar mails, detalles profundos de esos recuerdos. Cerrarla definitivamente. Por qué no tirarla? Nah. Es mejor guardarla...porque en el fondo, el concepto de amistad puede ser aplicado en un futuro. Lejano. A distancia. Sin peligros.

Stop.
Cecilia cierra la cajita azul, azul eléctrico. Llora un ratito, sonrie. La deja en su estante y sale para Floresta.

martes, 20 de octubre de 2009

Inocente inconexión I

Drink to me only with thine eyes, and I'll pledge with mine
Or leave a kiss within a cup, and I won't ask for wine

She walks in beauty, like the night
Of cloudless climes and starry skies,
And all that's best of dark and bright
Meet in her aspect and her eyes...


...and when she got there, the cupboard was bare
And so her poor dog has none

Oh, give me a June night
The moonlight and you

So well go no more a-roving
So late into a night
Though the heart be still as loving
And the moon be still as bright

For the sword outwears its sheath,
And the soul wears the breathe,
and love itself must rest.

Though the night was made for loving
and the day return too soon
Yet well go no more a-roving
By the light of the moon


Hay una unión posible. Las cadenas se han roto.



Continuará...